Representan mi imagen proyectada en el mundo que me rodea.
Lo que otros creen que yo soy.
Es una suma de las percepciones de terceras personas.
No es real, pero dependemos de ellas.
Al romperlas, se rompe la visión que otros tenían de uno.
Conducen a la libertad final del individuo, cuando ya no depende de nadie
externo.
Megaestructura de Aries
Socialmente Aries necesita ser aceptado para que sus necesidades e impulsos
tengan algún sentido. Es por ello que, a menudo Aries, se adapta demasiado y pierde parte
de su originalidad, creando una visión de si mismo que no es real. Sin ser consciente, creó
una megaestructura de adaptación, hasta que le pesa demasiado.
Aries necesita ser aceptado con sus múltiples cambios de opinión, impulsos,
asertividades; necesita ser integrado tal y como es; no reconocido, pero si aceptado en su
entorno. En una época de su vida dependió demasiado de esa adaptación y se calló por no
decir la verdad; se retrotrajo por no hacer cosas que molestaran a otros; se apagó en sus
ideas porque otros no le secundaban o no le respetaban. Como consecuencia, creó una
megaestructura adaptativa. Mientras la utilice, renegará de si mismo, se rechazará a si
mismo, verá que ha perdido la ilusión, la fuerza, la energía del comienzo y que ya nada más
puede hacer.
Romper esta megaestructura es duro porque significa, a menudo, un nuevo
comienzo, un nuevo proyecto de vida, un nuevo plan de vida. Un gran divorcio, o un gran
cambio de trabajo a partir de los 40 o 50 años, sería un ejemplo de cómo romper esa
megaestructura. Contiene lo que uno “no hizo” para evitar la dolorosa desaprobación.
Pese a que todo a su alrededor puede desplomarse si la rompe, Aries es uno de los
signos del zodiaco que prácticamente siempre dispondrá de la energía necesaria par poder
comenzar de cero.
Megaestructura de Tauro
La megaestructura de Tauro tiene que ver con la sociedad que ha construido, que
le rodea y que le observa detenidamente. Tauro se siente muy observado, más que otros
signos del zodiaco, porque muchas decisiones que tomó, casi todas, las hizo en base a
integrar su vida dentro de la vida social.
Para mantenerse y progresar en ella, casi todo lo hizo sin romper un plato. Por ello
romper esta megaestructura para el nativo de Tauro es casi imposible; dejar de depender
de lo que otros piensen de él es inadmisible, porque para Tauro ello mismo es uno de sus
principales valores. Lo único por lo que ha luchado: “ser aceptado socialmente”, integrando
sus ideas con las de otros para no generar tensión. Ha cedido muchísimos de sus espacios,
adaptándose, avanzando más despacio, retrayendo su voluntad para que otros tuvieran
más espacio, sabiendo que en esa continuidad estaba su éxito. Ahora, posiblemente, ya
haya llegado, pero alcanzó su objetivo renunciando a mucho de si mismo. Ahora, en su
presente, no puede enfrentarse a romper esa megaestructura social, porque él mismo la
construyó. Generalmente, no se considera capaz o, al menos, el nativo está convencido de
ello.
Megaestructura de Géminis
Géminis siempre aporta un valor añadido a su entorno: lo colorea, lo da forma.
Procura dar sentido a las palabras; procura interpretar los significados; adaptándose
constantemente al medio entorno en el que vive.
La megaestructura representa esa parte de uno mismo a la que no se quiere
renunciar. Pocas personas se plantean su existencia y menos alcanzan el ánimo de
disolverlas.
Géminis plantea muchas cuestiones, realiza muchas preguntas, interacciona
brevemente en muchas direcciones. Su megaestructura suele estar siempre por ello
asociada al grado de conocimiento alcanzado, a las pruebas superadas, a los exámenes
aprobados, a las oposiciones a las que uno se presentó.
Géminis desarrolla “valor personal” en función de la amplitud de su mundo de
conocimiento y se presenta a los demás a menudo en función de ese “grado de saber”.
Suele ser reconocido por la capacidad y cantidad de energía que maneja, por la
información de la que dispone y por su rapidez para gestionarla.
Su modelo de adaptación al entorno está así construido en virtud del conocimiento,
en “base a los datos que gestiona” y en base a las personas con las que se interrelaciona.
Es visto por los demás como una persona adaptable, flexible, fluida, normalmente
muy capaz. A menudo esta actividad “sobresatura” al nativo de géminis que termina
cansado, hastiado o harto de sus funciones cotidianas. El peso que ha absorbido el nativo
es de una multitud de tareas ordinarias que repite casi incansablemente.
Esta megaestructura empieza a romperla cuando aborda su necesidad de
“profundizar”, de querer saber realmente; por otro lado, también se disuelve en base a la
elección de “cambios de raíz”; ésto es, los “giros de vida” del nativo.
Géminis es muy adaptativo y flexible, pero normalmente siempre repite los mismos
ciclos. Se adaptó a ello y fue considerado más que válido por su entorno, siendo útil a los
demás, dando un buen servicio, etc.
A veces sucede que esas mismas funciones acaban por sobresaturar a géminis;
entonces éste reconoce que necesita algo más en su vida, un cambio de sección, un cambio
laboral o un cambio de pareja. Cuando estos cambios sean considerados como irracionales
por el entorno del nativo, podrá significar que géminis comienza a disolver su
megaestructura, respondiendo a una llamada interior de deseo de cambio profundo o de
raíz. Ello significa que no va a adaptarse más sino a hacer lo que le apetece, ganando en
sinceridad y libertad personal.
El indicativo de la necesidad de disolver esta megaestructura será el “grado de
saturación” por la repetición de las mismas ideas, labores o tareas.
Megaestructura de Cáncer
Cáncer es socialmente reconocido por su fiabilidad, su honestidad, su sinceridad,
su intimismo, su cordialidad. Se les considera y aprueba socialmente porque son
precavidos, prudentes y porque rara vez hacen algo que moleste a otras personas. El
nativo de Cáncer se adaptó a su entorno para sobrevivir, haciendo todas aquellas
funciones útiles para quienes las necesitaban o solicitaban. Siempre cumplió, siempre
desarrolló su labor, fue muy responsable, acudió siempre a la hora adecuada. Hizo todo
ello para adaptarse e integrarse socialmente.
Llega un momento en el cual el nativo se da cuenta de que todo ello forma parte de
un programa, que en buena forma le llevó a negarse a sí mismo. Aparece la “insatisfacción”
en la forma de una “llamada interior de desacuerdo”, de desacato, de ganas de ir en
contra de lo que hizo hasta hoy; entonces el nativo empieza a reprobarse a sí mismo
ciertos modelos de comportamiento repetidos hasta el momento presente. Esto es,
cuando Cáncer empieza a sentirse a disgusto o incómodo por aquello que siempre hizo, que
lo repitió durante muchos años, es entonces que comienza una llamada de atención para él.
Su puerta de entrada será “lo que siente”.
Al principio, seguramente, será incapaz de determinar el origen de esas malas
sensaciones, ya que el proceso de adaptación de este signo astrológico es sencillamente
enorme, hasta tal punto de no saber diferenciar sus prioridades, de aquellas que lo son de
los demás. Cáncer se identifica mucho con los demás, se mimetiza con su entorno y ello,
unido a su necesidad de seguridad, le hace volverse intimista y no saber diferenciar cómo,
a qué o a quién asignar prioridades. Cuando empieza a hacerlo sobre sí mismo, comienza su
proceso de sanación.
Romper la megaestructura en este signo es realmente complicado. Dispone de
muchas dependencias personales y emocionales. Asumió muchos deberos y obligaciones
con facilidad. No le gustan los disgustos ni las complicaciones y abordar esta disolución, a
él le parece imposible. Prefiere no enfrentarse. Elegir lo mejor para sí mismo suele
suponer entrar en conflicto con su entorno, lo cual considera que le produce mucha más
distorsión, inseguridad y vacío. Simplemente, se sacrifica y prefiere renunciar a lo que le
gusta antes que provocar un conflicto.
Para sanarse, el nativo deberá asumir un gran proceso de decisión y elección en
base a sus necesidades emocionales.
El punto de ruptura será preguntarle:
- ¿Estás cómodo con lo que sientes?
- ¿ Lo aceptas?
- ¿Te parece bien recibir esas experiencias de tu entorno?
Y finalmente la pregunta que le hará entrar en crisis:
- ¿Vas a hacer algo para cambiarlas?
El nativo deberá entender que el cambio es para consigo mismo, evitando hacer lo
que no le apetezca hacer, ni estar con quien no lo desee. Ello suele suponer rupturas
sociales y familiares más que importantes. Seguro que lleva gran parte del tiempo de su
pasado con esa misma actitud. Ahora cambiarla supone presentarse ante el mundo con una
máscara totalmente diferente, ésto es, sin ella, siendo simplemente “verdadero con sus
sentimientos”
Lo que otros creen que yo soy.
Es una suma de las percepciones de terceras personas.
No es real, pero dependemos de ellas.
Al romperlas, se rompe la visión que otros tenían de uno.
Conducen a la libertad final del individuo, cuando ya no depende de nadie
externo.
Megaestructura de Aries
Socialmente Aries necesita ser aceptado para que sus necesidades e impulsos
tengan algún sentido. Es por ello que, a menudo Aries, se adapta demasiado y pierde parte
de su originalidad, creando una visión de si mismo que no es real. Sin ser consciente, creó
una megaestructura de adaptación, hasta que le pesa demasiado.
Aries necesita ser aceptado con sus múltiples cambios de opinión, impulsos,
asertividades; necesita ser integrado tal y como es; no reconocido, pero si aceptado en su
entorno. En una época de su vida dependió demasiado de esa adaptación y se calló por no
decir la verdad; se retrotrajo por no hacer cosas que molestaran a otros; se apagó en sus
ideas porque otros no le secundaban o no le respetaban. Como consecuencia, creó una
megaestructura adaptativa. Mientras la utilice, renegará de si mismo, se rechazará a si
mismo, verá que ha perdido la ilusión, la fuerza, la energía del comienzo y que ya nada más
puede hacer.
Romper esta megaestructura es duro porque significa, a menudo, un nuevo
comienzo, un nuevo proyecto de vida, un nuevo plan de vida. Un gran divorcio, o un gran
cambio de trabajo a partir de los 40 o 50 años, sería un ejemplo de cómo romper esa
megaestructura. Contiene lo que uno “no hizo” para evitar la dolorosa desaprobación.
Pese a que todo a su alrededor puede desplomarse si la rompe, Aries es uno de los
signos del zodiaco que prácticamente siempre dispondrá de la energía necesaria par poder
comenzar de cero.
Megaestructura de Tauro
La megaestructura de Tauro tiene que ver con la sociedad que ha construido, que
le rodea y que le observa detenidamente. Tauro se siente muy observado, más que otros
signos del zodiaco, porque muchas decisiones que tomó, casi todas, las hizo en base a
integrar su vida dentro de la vida social.
Para mantenerse y progresar en ella, casi todo lo hizo sin romper un plato. Por ello
romper esta megaestructura para el nativo de Tauro es casi imposible; dejar de depender
de lo que otros piensen de él es inadmisible, porque para Tauro ello mismo es uno de sus
principales valores. Lo único por lo que ha luchado: “ser aceptado socialmente”, integrando
sus ideas con las de otros para no generar tensión. Ha cedido muchísimos de sus espacios,
adaptándose, avanzando más despacio, retrayendo su voluntad para que otros tuvieran
más espacio, sabiendo que en esa continuidad estaba su éxito. Ahora, posiblemente, ya
haya llegado, pero alcanzó su objetivo renunciando a mucho de si mismo. Ahora, en su
presente, no puede enfrentarse a romper esa megaestructura social, porque él mismo la
construyó. Generalmente, no se considera capaz o, al menos, el nativo está convencido de
ello.
Megaestructura de Géminis
Géminis siempre aporta un valor añadido a su entorno: lo colorea, lo da forma.
Procura dar sentido a las palabras; procura interpretar los significados; adaptándose
constantemente al medio entorno en el que vive.
La megaestructura representa esa parte de uno mismo a la que no se quiere
renunciar. Pocas personas se plantean su existencia y menos alcanzan el ánimo de
disolverlas.
Géminis plantea muchas cuestiones, realiza muchas preguntas, interacciona
brevemente en muchas direcciones. Su megaestructura suele estar siempre por ello
asociada al grado de conocimiento alcanzado, a las pruebas superadas, a los exámenes
aprobados, a las oposiciones a las que uno se presentó.
Géminis desarrolla “valor personal” en función de la amplitud de su mundo de
conocimiento y se presenta a los demás a menudo en función de ese “grado de saber”.
Suele ser reconocido por la capacidad y cantidad de energía que maneja, por la
información de la que dispone y por su rapidez para gestionarla.
Su modelo de adaptación al entorno está así construido en virtud del conocimiento,
en “base a los datos que gestiona” y en base a las personas con las que se interrelaciona.
Es visto por los demás como una persona adaptable, flexible, fluida, normalmente
muy capaz. A menudo esta actividad “sobresatura” al nativo de géminis que termina
cansado, hastiado o harto de sus funciones cotidianas. El peso que ha absorbido el nativo
es de una multitud de tareas ordinarias que repite casi incansablemente.
Esta megaestructura empieza a romperla cuando aborda su necesidad de
“profundizar”, de querer saber realmente; por otro lado, también se disuelve en base a la
elección de “cambios de raíz”; ésto es, los “giros de vida” del nativo.
Géminis es muy adaptativo y flexible, pero normalmente siempre repite los mismos
ciclos. Se adaptó a ello y fue considerado más que válido por su entorno, siendo útil a los
demás, dando un buen servicio, etc.
A veces sucede que esas mismas funciones acaban por sobresaturar a géminis;
entonces éste reconoce que necesita algo más en su vida, un cambio de sección, un cambio
laboral o un cambio de pareja. Cuando estos cambios sean considerados como irracionales
por el entorno del nativo, podrá significar que géminis comienza a disolver su
megaestructura, respondiendo a una llamada interior de deseo de cambio profundo o de
raíz. Ello significa que no va a adaptarse más sino a hacer lo que le apetece, ganando en
sinceridad y libertad personal.
El indicativo de la necesidad de disolver esta megaestructura será el “grado de
saturación” por la repetición de las mismas ideas, labores o tareas.
Megaestructura de Cáncer
Cáncer es socialmente reconocido por su fiabilidad, su honestidad, su sinceridad,
su intimismo, su cordialidad. Se les considera y aprueba socialmente porque son
precavidos, prudentes y porque rara vez hacen algo que moleste a otras personas. El
nativo de Cáncer se adaptó a su entorno para sobrevivir, haciendo todas aquellas
funciones útiles para quienes las necesitaban o solicitaban. Siempre cumplió, siempre
desarrolló su labor, fue muy responsable, acudió siempre a la hora adecuada. Hizo todo
ello para adaptarse e integrarse socialmente.
Llega un momento en el cual el nativo se da cuenta de que todo ello forma parte de
un programa, que en buena forma le llevó a negarse a sí mismo. Aparece la “insatisfacción”
en la forma de una “llamada interior de desacuerdo”, de desacato, de ganas de ir en
contra de lo que hizo hasta hoy; entonces el nativo empieza a reprobarse a sí mismo
ciertos modelos de comportamiento repetidos hasta el momento presente. Esto es,
cuando Cáncer empieza a sentirse a disgusto o incómodo por aquello que siempre hizo, que
lo repitió durante muchos años, es entonces que comienza una llamada de atención para él.
Su puerta de entrada será “lo que siente”.
Al principio, seguramente, será incapaz de determinar el origen de esas malas
sensaciones, ya que el proceso de adaptación de este signo astrológico es sencillamente
enorme, hasta tal punto de no saber diferenciar sus prioridades, de aquellas que lo son de
los demás. Cáncer se identifica mucho con los demás, se mimetiza con su entorno y ello,
unido a su necesidad de seguridad, le hace volverse intimista y no saber diferenciar cómo,
a qué o a quién asignar prioridades. Cuando empieza a hacerlo sobre sí mismo, comienza su
proceso de sanación.
Romper la megaestructura en este signo es realmente complicado. Dispone de
muchas dependencias personales y emocionales. Asumió muchos deberos y obligaciones
con facilidad. No le gustan los disgustos ni las complicaciones y abordar esta disolución, a
él le parece imposible. Prefiere no enfrentarse. Elegir lo mejor para sí mismo suele
suponer entrar en conflicto con su entorno, lo cual considera que le produce mucha más
distorsión, inseguridad y vacío. Simplemente, se sacrifica y prefiere renunciar a lo que le
gusta antes que provocar un conflicto.
Para sanarse, el nativo deberá asumir un gran proceso de decisión y elección en
base a sus necesidades emocionales.
El punto de ruptura será preguntarle:
- ¿Estás cómodo con lo que sientes?
- ¿ Lo aceptas?
- ¿Te parece bien recibir esas experiencias de tu entorno?
Y finalmente la pregunta que le hará entrar en crisis:
- ¿Vas a hacer algo para cambiarlas?
El nativo deberá entender que el cambio es para consigo mismo, evitando hacer lo
que no le apetezca hacer, ni estar con quien no lo desee. Ello suele suponer rupturas
sociales y familiares más que importantes. Seguro que lleva gran parte del tiempo de su
pasado con esa misma actitud. Ahora cambiarla supone presentarse ante el mundo con una
máscara totalmente diferente, ésto es, sin ella, siendo simplemente “verdadero con sus
sentimientos”