Menos mal que no sabéis donde vivo, porque ahora cuando os lo diga vais a querer partirme las piernas . Vaaaaa, os lo resuelvo, que me da cosa teneros así hasta la noche. La historia es que ayer mi madre y una de mis tías iban de compras, e iban a ir a un sitio al que yo nunca voy a comprar, pero donde me dijeron hace tiempo que tienen un saco grandísimo de gusanitos naranjas de los que me vuelven loca, y que son muy difícil encontrar porque son los clásicos de toda la vida, no los nuevos que hacen, eso era, un saco de gusanitos naranjas. Y no me lo quieren comprar porque todavía no estoy bien del estómago, y mi madre pensará, «no puedo dejarla sola con los gusanitos, porque cuando venga me la encuentro con la cabeza dentro del saco comiendo gusanitos y con una gastritis» ja, ja, ja, ja.

Ja, ja, ja, yo no pretendía nada, Labradorita, yo sólo pregunté si me lo habían comprado, pero me empezaron a preguntar cosas del objeto y así terminamos con la cosa de a ver quién lo veía.

Lipstick, ¿no me digas que no ves un saco en la forma de La Torre? Mírala, imagina una bolsa de patatas, ¡cuando haces pop ya no hay stop! Ja, ja, ja. En serio, cuando empezastéis con que si era redondo y todo eso miré La Torre y me maravillé, porque yo si veo algo como una bolsa, un saco, algo que contiene cosas y que se abre y salen.

Ja, ja, ja, lo sé Labradorita, lo que quería decir es que yo no pregunté qué era. ¿No me digáis que al menos un ratito no os ha entretenido el misterio? Eh, yo me ofrezco a intentarlo cuando se tercie a intentar ver un objeto.