(17-10-2025, 21:43 PM)ArtG0ddess escribió: Mil gracias por tu respuesta, Krazark. Es todo un alivio.
Una última aclaración. Si dices que mi verdadero amor llegará con momentos de espera que parecen lentos, que no llegará de manera perfecta ni instantánea, y que sentiré duda o incertidumbre... es que siempre se han desarrollado así, esperando y sin llegar a nada. ¿cómo sabré que, en su caso, el desenlace será diferente? ¿También tengo que pasarlo mal con él al principio?
Gracias.
Tu pregunta es profunda y muy honesta, porque surge de un alma que ya ha vivido mucho y que no quiere repetir el pasado.
No te preocupes, no vas a perderte la llegada de ese amor.
El amor que viene hacia ti no se parecerá a nada de lo que has vivido.
No tendrás que forzar señales ni buscar certezas en cada gesto: lo vas a reconocer sin necesidad de entenderlo. No por lo que diga, sino por cómo te haga sentir.
El verdadero amor no irrumpe con ruido, sino con serenidad.
No te acelera el alma, te la aquieta.
No te pone a prueba, te acompaña.
Tu cuerpo será el primero en notarlo: dormirás mejor, respirarás distinto, y esa tensión que llevas tanto tiempo en el pecho empezará a disolverse sin explicación.
Este hombre no llega con promesas vacías, sino con coherencia.
Dirá poco, pero hará mucho.
Será alguien constante, que te dé espacio y presencia al mismo tiempo.
Y ese gesto silencioso -la constancia- será su forma de amarte.
Vendrá después de un cambio en ti o en tu entorno, cuando hayas soltado algo importante del pasado.
Puede coincidir con un nuevo proyecto, una mudanza, o un cambio en tu rutina, pero sobre todo con un cambio interior: cuando ya no busques amor desde la necesidad, sino desde la plenitud.
Porque el amor que Dios te mostró no llega a rescatarte de la soledad: llega cuando tú ya has aprendido a amarte sin condiciones.
Y justo entonces, la vida te mostrará que sí, llegas a tiempo.
A tiempo para amar, para casarte, y (si así lo eliges) para traer una nueva vida al mundo.
Será un hombre con madurez emocional, estable, con una energía más terrenal que fantasiosa.
No es alguien que busque llamar la atención, pero su presencia impone respeto.
Es posible que tenga un trabajo estable o de responsabilidad, relacionado con comunicación, gestión o algo donde lidere.
Y aunque parezca reservado, su trato contigo será cálido, directo y lleno de gestos pequeños que construyen confianza.
¿Cómo lo conocerás?
Pues... No será a través de una cita planeada o una app, sino de manera natural y algo inesperada.
Puede darse a través de una conexión cotidiana: un entorno profesional, una gestión, una recomendación o alguien del entorno de confianza que, sin proponérselo, os acerque.
No llega con fuegos artificiales, sino con naturalidad: lo reconocerás porque, sin que haya sucedido nada especial, sentirás que "ya estaba ahí".
La primera conversación parecerá simple, pero quedará resonando.
Luego vendrán los encuentros casuales, las coincidencias, los silencios cómodos… hasta que te des cuenta de que no lo estás buscando y, sin embargo, ya lo has encontrado.
¿Cómo sabrás que es él?
Pues... Unas de las cosas que he aprendido de todo lo que me ha tocado entender, leer y comprender... Es que...
Habrá minutos en tu vida que parecen horas, y segundos que se vuelven eternos.
Y será en uno de esos segundos infinitos cuando lo sientas:
El aire se detendrá en tus pulmones, como si no pudieras respirar.
Tu corazón se quedará suspendido entre un latido y el siguiente, como si dejara de latir.
Y tu mente... Se volverá pura, silenciosa, luminosa, desnuda, limpia, como si se apagase por completo.
Y en ese vacío sagrado, donde todo se detiene y solo queda el alma, el alma sabrá lo que la razón aún no entiende:
Que es él.
No tendrás que dudar de si te quiere: lo sentirás en la calma que te provoca.
Podrás ser tú misma, sin miedo a perderlo.
No te sentirás sola ni confundida.
Y porque no te exigirá cambiar, solo florecer.
Su energía se acercará poco a poco, como quien no quiere interrumpir, pero una vez que dé el paso, sabrás que su intención es seria.
Será él quien tome la iniciativa con claridad, y en ese momento, tu alma lo reconocerá.
Tu historia pasada no fue un error, fue una preparación.
Cada vínculo anterior te enseñó lo que el amor no es, para que ahora reconozcas lo que sí es.
Y cuando llegue, no lo confundas con lo que viviste antes: esta vez no dolerá.
Tu destino sentimental no está detenido, está madurando.
Y cuando esa puerta se abra, no será un rescate, sino una elección compartida entre dos almas listas.
El amor que llega no es un premio: es la consecuencia de haber sanado.
Y cuando lo vivas, entenderás que todo el tiempo que creíste perdido… en realidad era el tiempo que la vida necesitaba para hacerte libre.
Confía.
No es que el amor se haya ido…
Es que está llegando en su forma más pura.
Y cuando lo haga, ya no tendrás que preguntar si es él.
Simplemente lo sabrás.
Reza cada día, no para pedir, sino para agradecer.
Ten fe, incluso cuando el camino parezca quieto.
Descansa, porque lo que es tuyo no necesita ser perseguido: solo recibido.
Dios escucha en el silencio, y en ese silencio, la vida comenzará a responderte.


